Carlos había oido a su abuelito contar aquella historia muchas veces: -"El alma de cada uno de nosotros es un bicho inquieto. Siempre está buscando estar alegre y ser más feliz. ¿Lo notas? ... Esas ganas de sonreir y de pasarla bien, son la señales de lo que tu alma siempre está buscando. Pero claro, como las almas no tienen pies, necesitan que les lleven de un sitio a otro para poder buscar bien y por eso viven dentro de un cuerpecito como el tuyo y como el mio". -"¿Y nunca se escapan?, preguntaba siempre Carlos. -"¡Claro que sí!", decía el abuelo. "Las almas llevan muy poco tiempo dentro del cuerpo y cuando se dan cuenta de que el lugar en el que mejor se está es el Cielo, hacen todo lo posible para llegar a él. Es por eso que desde que somos muy pequeños, nuestras almas sólo están pensando en ir al cielo, hasta que encuentran la forma de llegar allí". -"¿Y cómo van al cielo? ¿Volando?" -"¡Pues claro!", decía a...
textos para meditar y reflexionar