Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2015

BUSCANDO ESTRELLAS

Carlos había oido a su abuelito contar aquella historia muchas veces: -"El alma de cada uno de nosotros es un bicho inquieto. Siempre está buscando estar alegre y ser más feliz. ¿Lo notas? ... Esas ganas de sonreir y de pasarla bien, son la señales de lo que tu alma siempre está buscando. Pero claro, como las almas no tienen pies, necesitan que les lleven de un sitio a otro para poder buscar bien y por eso viven dentro de un cuerpecito como el tuyo y como el mio". -"¿Y nunca se escapan?, preguntaba siempre Carlos. -"¡Claro que sí!", decía el abuelo. "Las almas llevan muy poco tiempo dentro del cuerpo y cuando se dan cuenta de que el lugar en el que mejor se está es el Cielo, hacen todo lo posible para llegar a él. Es por eso que desde que somos muy pequeños, nuestras almas sólo están pensando en ir al cielo, hasta que encuentran la forma de llegar allí". -"¿Y cómo van al cielo? ¿Volando?" -"¡Pues claro!", decía a...

ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL

El primer día de clases en la universidad, nuestro profesor se presentó a los alumnos y nos animó también a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía ... Me quedé de pie para mirar alrededor, cuando una mano suave tocó mi hombro ...  Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser. Ella me dijo: -"Eh, muchacho … Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?" Me reí y respondí: -"¡Claro que puede!". Y me dio un gigantesco apretón. -"¿Por qué está Ud. en la facultad a su edad?", pregunté. Respondió juguetona: -"Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar". -"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad. Y ella dijo: -"Siempre soñé con tener estudios universitario...

EL VENENO

La hija llega y le dice a su padre: -"¡Papá, ya no aguanto más a la vecina! ... Quiero matarla; pero tengo miedo que me descubran. ¿Puedes ayudarme con eso?" El padre le responde: -"Claro que sí mi amor; pero hay una condición: Tendrás que hacer las paces con ella para que después nadie desconfíe que fuiste tú, cuando ella muera. Tendrás que cuidarla muy bien, ser gentil, agradecida, paciente, cariñosa, menos egoísta, retribuir siempre y escucharla más. ¿Ves este polvito? Todos los días pondrás un poco en su comida. Así ella morirá de a poco". Pasados 30 días, la hija vuelve a decir a su padre: -"Ya no quiero que ella muera ... La amo ... ¿Y ahora? ... ¿Cómo hago para cortar el efecto del veneno?" El padre entonces le responde: -"¡No te preocupes! Lo que te dí fue polvo de arroz. Ella no morirá, porque el veneno solo estaba en ti".