Esta es la historia de un hombre que estaba harto de llorar. Un día, miró a su alrededor y vio que tenía delante de sus ojos la felicidad, estiró la mano y trató de cogerla ... La felicidad era una flor. La cogió. Y nada más con tenerla en su mano, la flor ya se había deshojado. La felicidad era un rayo de sol. Levantó sus ojos para calentar su cara y en seguida una nube lo apagó. La felicidad era una guitarra. La acarició con sus dedos y las cuerdas desafinaron. Cuando al atardecer volvía a casa, el hombre seguía llorando. Y a la mañana siguiente seguía buscando la felicidad ... En la vereda del camino había un niño que lloriqueaba. Para tranquilizarlo cogió una flor y se la dio. La fragancia de la flor perfumó a los dos. Una pobre mujer temblaba de frío, cubierta con sus harapos. La llevó hasta el sol y también se calentó. Un grupo de niños cantaba. Y los acompañó con su guitarra. También él se deleitó con la melodía. Al volver a casa de noche...
textos para meditar y reflexionar