En un bosque encantado, vivía un pequeño conejo llamado Nico, quien era conocido por su generosidad y disposición a ayudar a todos los animales del bosque. Si la ardilla Ana necesitaba nueces, Nico las recogía; si el zorro Lucho tenía un refugio roto, Nico lo reparaba; y si la tortuga Toña necesitaba compañía para cruzar el río, Nico estaba ahí, cargándola en su espalda. El conejo trabajaba sin descanso, saltando de un lado a otro para atender las necesidades de los demás. Aunque todos lo apreciaban, muchos comenzaron a dar por sentado su ayuda. Un día, mientras ayudaba a la jirafa Lili a decorar su árbol más alto, Nico se resbaló y cayó. No fue una caída grave, pero al levantarse, sintió un dolor en sus patas traseras. Ese dolor no era solo físico; era también el peso de sentirse siempre necesario para los demás, pero nunca, cuidado. Esa noche, mientras descansaba en su madriguera, Nico miró la luna y suspiró. “Me encanta ayudar a mis amigos, pero ya no tengo fuerzas. Nadi...
textos para meditar y reflexionar
Él fue el traidor, ella solo fue inteligente y sabía que no podía confiar en el :(
ResponderEliminarA ti porque te le aplicaron y ya no confías en nadie, porque estas generalizando una historia ficticia con tu vida desconfiada.
Eliminarpues la verdad se divide pues el tenia la intención de saltar y se arrepintió en el ultimo momento pero ella esta preparada de antemano y no me decido sobre que es peor, estoy indecisa
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