Érase una vez una preciosa princesa que buscaba con quien casarse. Su padre le presentaba nobles y príncipes de todos los reinos cercanos, pero ella quería encontrar el amor verdadero. Por eso, propuso al rey que se casaría con aquel joven (noble o no) que se quedara durante un año al lado del muro de su habitación, esperando que ella lo eligiera. De esa forma conocería a la persona capaz de dejarlo todo por su amor, el joven que de verdad la quisiera con todo su corazón. Así, el rey hizo el anuncio y se presentaron miles de jóvenes. Todos llegaron con mucho ánimo, pero enseguida comenzó el frío invernal, y la falta de alimentos y cobijo hicieron que muchos de los pretendientes decidieran que el amor de la princesa no valía la pena y pronto se marcharon a sus casas. Cuando llegó el verano, la comida y el agua eran prácticamente inexistentes, y el calor hizo que casi todos se marchasen finalmente a sus hogares. Solo un joven decidió quedarse, ya que amaba en secreto a la pri...
textos para meditar y reflexionar
La prueba de que existe... ¡Solo mira a tu alrededor! todo es perfecto, sin duda todo es obra de alguien que también lo es.
ResponderEliminar¡Besitos!
Hay más pruebas de que Dios existe que de lo contrario aunque los escépticos no acepten esas pruebas tan evidentes de su existencia.
ResponderEliminarHola, es una historia bellísima, gracias por compartirla.
ResponderEliminarHasta pronto!
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