Durante un tiempo fui vecino de un médico cuyo pasatiempo era plantar árboles en el enorme patio de su casa. Desde mi ventana veía como día a día los plantaba y lo que más me llamaba la atención era que nunca regaba los arbolitos. Tanta era mi curiosidad que fui a preguntarle ... Me dijo que si regaba sus árboles, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando el agua que él diariamente les daba. Al no regarlos, éstos tardarían más en crecer; pero sus raíces se verían obligadas a profundizar en la tierra en busca del agua y de los nutrientes que se encuentran en las capas más profundas del suelo. Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes. Al cabo de un tiempo fui a vivir a otro país. Cuando después de varios años regresé a mi antigua casa, noté que mi vecino había cumplido su sueño ... Tenía un hermoso bosque. De pronto llegó el rigor del invierno y en un día muy ventoso, cuando todos los árboles de la calle estaban arquea...
textos para meditar y reflexionar