-¿Aún lo amas?
-¡No!
-¿Ya olvidaste tu historia con él?
-No, pero aprendí a amarme lo suficiente como para entender cuando estoy de más en la vida de alguien.
-¿Cómo lo lograste?
-Él me ayudó
-¿Cómo?
-Con sus desaires, con su manera tan fría de demostrarme su amor, con su falta de atención y despreocupación por perderme.
-¿Lo odias?
-No, ¿Por qué lo haría? Si él me regaló tantos momentos felices como tristes, y al fin y al cabo hay que entender que todo se acaba, que todo tiene un límite, y ésta no era la excepción.
Él sólo me ayudó a entender que esa no era la última parada.
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