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SUEÑOS ROBADOS

Esta es la historia de un águila hembra, la más hermosa de todas. Las demás águilas estaban siempre tras ella, dando vueltas; pero el águila ni caso les hacía. Era admirada por su vuelo, ya que era la única en ser la más veloz de todas en comparación al resto.

Ella era libre ... Era feliz. 

Volaba con sus grandes alas por donde quería, su madre vivía orgullosa de ella. Tenía muchos sueños: Quería conocer París, Venecia, Egipto, Australia, El dorado y todos los lugares arqueológicos del mundo ...

Cierto día, mientras iba volando, sintió mucha sed y divisó un gallinero ... En él vio una tinaja de agua, la cual sedienta, se apresuró a beber.
Las gallinas y los pollos e incluso los gallos se asustaron, todos se escondieron en sus corrales; pero era tanta la sed del águila que solo se dedicó a beber del agua, sin fijarse en los demás.

En aquel gallinero había un gallo colorado de cola azul, sus plumas brillaban y cantaba hermoso ... Todas las gallinas estaban enamoradas de él; pero este gallo era muy soberbio y vanidoso.

Era tanta su soberbia que en ese preciso momento les dijo a los pocos gallos del lugar que él sería capaz de enamorar a esa águila que había aterrizado en su gallinero. Todos sus amigos gallos se burlaron, más éste con todo su orgullo salió del escondite y empezó a cantar fuertemente.

El águila que solo sabía chillar, dejó de beber agua y cuando escuchó al gallo, al instante quedó enamorada de su canto.

El águila se acercó al gallo para escucharlo mejor ... Él con algo de miedo siguió cantando, pues sabía que su canto le había gustado al águila ... Nunca había enamorado a una, así que estaba atento por si su plan fallaba. 

Sin esperar más, el águila le dijo:
-"¡Qué bonito cantas!".

El gallo muy astuto siguió cantando y el águila se quedó escuchándolo muy tranquila. Cuando terminó, empezó a enamorarla con su baile ... El águila lo miraba y se reía.

Así pasó la tarde y el águila lo veía cada vez más y más enamorada, hasta que cumplida la misión, el gallo se le acercó y dijo:
- "Hola dueña del cielo, de todo el monte y más allá, qué hace usted aquí hermoseando con su realeza, este humilde corral".

-"No solo cantas bonito, también hablas bonito. Eres todo un galán ... ¿A cuántas has de enamorar?".

-"A nadie que le llegue en grandeza a usted".

-"Que no daría por cantar como tú; pero nosotros tenemos algo más grande es volar. Ustedes nacieron para ser alimento; nosotros para tener libertad".

-"¿Quién te dijo que no podemos volar? ... Nosotros volamos, sólo que no somos presumidos como ustedes. Solamente volamos cuando queremos, no para presumir ante otros".

-"¿En serio? ... Pero yo tenía entendido que … ".

-"¡Ustedes no saben nada! ¡Yo vuelo hasta donde está Dios y hablo con él y me cuenta sus secretos!" ...

-"¡Wow! ... ¿Me enseñarías a volar tan alto y cantar tan bello como tú?".

-"¿Solo si te casas conmigo?".

Él águila no lo pensó dos veces y respondió de inmediato:
-"¿Casarme? ... ¡Sí, claro que me caso!".

El águila había quedado encantada de aquel gallo fanfarrón y el día de la boda, él se paseaba muy orgulloso con su águila por todo el corral.

En el gallinero, todos los admiraban y aplaudían batiendo sus alas; más sus amigas águilas meneaban la cabeza, su madre lloraba y su padre que casi nunca la visitaba; ese día estaba con una cara seria de desaprobación.

Pasó un año y el águila no volvió a volar jamás.

Se había acostumbrado a la vida del gallo, a ser una gallina más.

Hacía el trabajo de las gallinas, comía y ponía huevos ... Luego, el dueño del gallinero, un tipo gordo de barbas rojas, los recogía para venderlos en el mercado ya que pagaban un alto precio por ellos ...

Cada mañana, el águila veía cómo se llevaban a una amiga gallina al matadero y se había hecho a la idea de que algún día también vendrían por ella ... Pero amaba al gallo, a aquel que le cortó las alas y le quitó el sueño de surcar el firmamento para conocer mucho más allá ... Ella no lo quería abandonar ... El águila enamorada, sólo se conformaba con dar vueltas en el gallinero, no podía ir más allá. 

Un día muy temprano el águila mira al cielo y ve en él a una manada de águilas regresar de una gira muy alegre y recuerda con nostalgia que alguna vez fue como ellas ...

El gallo le había dado una vida de cobarde, de conformista, alzaba sus alas y ahora era torpe para volar, tropezaba ... Entonces empezó a llorar ante su desgracia y se vió a sí misma en el reflejo del agua ... Estaba gorda de tanto alimento que le daba el dueño del corral para llevarla al matadero ...

Justo en ese momento, un águila baja del cielo con sus alas muy grandes y bellas, tenía sed y bebe del agua que había en el gallinero.

Todas las gallinas y gallos corrieron, hasta el gallo fanfarrón se escondió asustado ya que era un águila macho el que había venido e incluso el águila esposa del gallo corrió también a toda prisa con movimientos muy torpes debido a su gordura.

El águila al fijarse en ella le grita:
-"¡Hey! ¿Por qué corres a esconderte?" ... Tú eres una de los nuestros ... Ven para acá y bebamos agua.
Estos gallos y gallinas cobardes corren porque nacieron para eso, para ser llevados al matadero. Son aves; pero del más bajo nivel".

-"Yo también soy una gallina, hace tiempo dejé mi especie por amor".

-"Jajajajajaja, ¿Por amor? ¿Qué rayos hablas? ¿Dónde has visto que un águila se rebaje al nivel de estas gallinas? ... Eres muy chistosa ... Jajajajajaja".

El águila avergonzada solo atinó a bajar la cabeza y llorando dijo:
-"¿Crees que pueda volver a volar?".

-"¿Cómo que creo? ... Tú eres un águila. Tú naciste para volar, no para ser llevada al matadero como esas gallinas cobardes".

-"¡Enséñame a volar!", gritó el águila desesperada.

El águila macho tomó de la cintura al águila torpe y gorda, y le hizo a recordar que ella también era un águila ... Le costó trabajo hacerla entender, incluso el águila macho renegaba ante la negatividad del águila hembra; pero finalmente lo logró.

Por fin el águila, esposa del gallo fanfarrón, empezó a volar.

 Volvió a ser libre ...

Mientras volaba por el ancho cielo, el águila hembra lloraba por todo lo que se había perdido, por todo lo que había reprimido y por el placer que siempre le había provocado volar ... Ahora volvía a ser libre nuevamente.

Entonces el águila macho la alcanzó y le dijo:
-"¡Vámonos!".

 -"¿Y mi esposo?", le dijo contrariada el águila que todavía se creía gallina.

-"Él te engañó, te hizo perder tus sueños, cortó tus alas y te convirtió en una gallina.
¿Cómo te vas a despedir de él? ¡Déjalo! ... Sólo ten piedad y no lo mates".

"Yo no lo haré, ya el gordo de barbas rojas se encargara de él, porque esta noche de seguro estará decidido a comer un gallo abandonado".

El águila hembra al fin se dio cuenta que había perdido su tiempo y retrasado su viaje por enamorarse de quien no debía.
Se dejó engañar por una ilusión, perdió su dignidad y estuvo a punto de perder la vida también en un matadero.

Tomó vuelo y se fue al lado de su igual, un águila ... Volvió a surcar los cielos con una bella sonrisa y con un alegre chillar, gobernando nuevamente los cielos.

Sus amigas y su madre al verla regresar, se gozaban y hacían figuras en el cielo para recibirla ... Aquella águila se había perdido y ahora volvía nuevamente para tomar su lugar en los cielos.

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