La segunda esposa de mi padre apareció un día con una bolsa llena de caramelos y dos perros. Mi hermana y yo la mirábamos aterrorizados, tanto nos habían hablado nuestros amigos de lo malas que resultaban ser las madrastras, que ni siquiera le dijimos gracias. Ella lejos de ofenderse sonrió y nunca más dejó de hacerlo. Era una mujer bella, de cara maternal y cabellos oscuros. Mi padre nos la presentó y sin preámbulos nos dijo que sería nuestra nueva madre. Yo era muy chico como para entender lo incómoda que ella debió sentirse. El silencio fue nuestro recibimiento. Se casaron ... Y casi de inmediato se mudó con nosotros. La casa había estado sumida en la oscuridad propia del duelo, y nosotros ya nos habíamos habituado. Lo primero que hizo el día que llegó fué dejar entrar el sol y poner música. Recuerdo la cara que puso mi hermana cuando escuchó la música y tuvo que cubrirse los ojos cuando el sol le dió de lleno en la cara ... Incomprensión, fué lo que vi en ella. Hizo una...
textos para meditar y reflexionar
Una respuesta acertadísima pues cada día que pasa nos acercamos más a la muerte.........Es cómo subir por una escalera al último piso (cada cual tiene designado ese último piso)y cada peldaño subido nos acerca más a ese último piso, y no hay ninguna posibilidad de dejar de subir.Besotes
ResponderEliminarUna muy buena respuesta desde que nacemos empezamos a morir.
ResponderEliminarCariños que tengas un lindo fin de semana.
La fe en creer algo que está para los demás, justamente eso... "demás". La fe ayuda mucho. Esa fe es la que necesitamos. Gracias por la reflexión!
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