Se acercaba la Navidad, y en la escuela de Jaime tenían que hacer una tarea muy especial: Llevar una foto de su árbol de navidad.
Al llegar a casa, Jaime le contó a su madre la actividad que tenían que hacer para la clase. La madre emocionada, subió al desván a buscar el árbol y los adornos que guardaba con tanto cariño en un baúl de madera.
El árbol de Navidad de Jaime era muy especial, ya que pertenecía a su abuela. Apenas tenía ramas y era muy viejito; pero cuando estaba totalmente decorado, con los adornos hechos por su mamá, lucía como un abeto de verdad.
Al día siguiente, Jaime fue a la escuela y enseñó la foto de su árbol a sus compañeros de clase. Algunos comenzaron a reírse porque se veía muy antiguo y no tenía adornos caros.
Cuando llegó su turno para que mostrara la foto en el salón de clases y contara la historia de su árbol, todos los niños se quedaron sorprendidos ...
El árbol de Navidad de Jaime tenía un valor incalculable y al igual que su abuela era muy querido por la familia; como si de alguna manera, ella hubiera estado en casa todas las navidades.
Y fue por esta historia tan llena de amor que lo hizo ser el árbol más bonito de todos, ganando el primer lugar de entre todos sus compañeros.
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