Ir al contenido principal

EL PUERCOESPÍN ENAMORADO

En un bosque vivía un puercoespín que se sentía muy orgulloso de sus púas. Le daban una personalidad muy aguda, lo defendían de los ataques de otros animales y además le proporcionaban calor en tiempo de frío.

Un día se enamoró de una simpática ardilla ... No era cuestión del instinto de supervivencia; ya saben, el afán de reproducirse y esas cosas.
Más bien, éste era un amor de puro sentimiento entre dos especies diferentes.

Cuando la veía, el puercoespín le sonreía tímidamente a través de sus espinas y cada día que pasaba trataba de acercase un poco más a ella, conforme la ardilla se lo iba permitiendo ... Porque lo mejor de este enamoramiento era que, al parecer, el puercoesín era correspondido. La ardilla sí lo quería ...

Su mejor momento, era cuando estaba cerca de ella, casi podía decirse que vivía para este instante.

Entonces llegó el día que tenía que llegar ... Cuando los dos animalitos al fin estuvieron tan cerca, que habrían podido tocarse ... Pero no pudieron.

Las púas del puercoespín impidieron mayor acercamiento de todo tipo. Él hubiera querido tocar a su amiga, decirle cosas bonitas al oído, ahora que el acercamiento era casi completo. Pero no podían porque las espinas se interponían entre ellos.

Muy triste, el puercoespín se retiró y la ardilla se subió a su árbol, lamiéndose una pequeña herida que le había hecho una de las púas.

Aquella noche, el puercoespín no pudo dormir; se sentía tan mal que estuvo hasta la madrugada viendo hacia el cielo estrellado, imaginando constelaciones en forma de ardilla.

Al amanecer, había tomado una decisión: Se iba a quitar todas sus púas.

En realidad no era tan difícil, puesto que las espinas de los puercoespines tienen esa función: Se desprenden fácilmente para encajarse en la piel de sus enemigos ...

Pero una cosa era perder unas cuantas púas para defenderse, y otra muy distinta, quitarse todas por algo tan intangible y aparentemente inútil, como es el amor.

Sin embargo, el puercoespín estaba convencido de que valía la pena. Sin espinas que lastimaran a la ardilla, podría abrazarla tan fuerte como deseaba, demostrándole todo el amor que sentía por ella. Y al fin, ella podría corresponderle a su amor.

El imaginarse abrazando a su querida amiga le dio fuerzas al puercoespín para llevar a cabo su plan.

Después de unas horas, el pobre se quedó sin una sola púa; completamente desnudo. El frío le calaba hasta los huesos; pero poco a poco se fue acostumbrando.

Aparte de eso, no se sentía nada diferente; más bien, se notaba mucho más ligero, y ya no caminaba dando tumbos, como lo hacían los puercoespines.

Lo que en verdad siempre había sido difícil para el puercoespín, era pasar frente a la guarida del puma. Ese animal tan grande había intentado cazarlo muchas veces; pero nunca lo conseguía. Cada vez que lo intentaba, siempre se había retirado con más de un par de púas clavadas en la nariz, aullando de dolor.

Con la ilusión de ver a su amiga, el puercoespín se olvidó ese día que ya no tenía sus defensas y pasó como acostumbraba, delante de la guarida del puma sin ninguna preocupación.

El felino tenía hambre, y salió a ver si lo que estaba frente a su cubil era comestible.
—"¡Qué animal tan feo!", se dijo ... "¿Se podrá comer?"

Se acercó a olerlo y el puercoespín se puso en posición de defensa, listo a clavarle unas cuantas de sus espinas. Pero hasta entonces se dio cuenta de que no tenía ninguna. Y ya no le dio tiempo de correr ... Su cara se llenó de miedo e hizo una expresión de espanto.

El puma lo reconoció y le rugió:
—"¡Ah, eres tú! ¡Ahora sí me desquito de todas tus pullas! ¡Y te comeré!".

El puercoespín salió corriendo, desesperado. Y como ahora era más ligero, logró escapar ... No sin antes, recibir un zarpazo que lo lastimó un poco; pero a pesar de ello, dejó fácilmente atrás a su enemigo, y se prometió a sí mismo ser más precavido en adelante ya que no era el mismo animal de siempre.

Al llegar al prado, en donde veía a su amiga olvidó aquel encuentro desagradable, recobró la compostura y, profundamente emocionado, se acercó a ella.

—"Hola", le dijo.

La ardilla, extrañada, volteó a verlo y le contestó:
—"Perdone, señor; pero yo a usted no lo conozco" y salió despavorida.

Se asustó tanto, que incluso fue por sus cosas al árbol y cambió de vecindario. Se alejó contando a todos que había sido acosada por un horrible animal y que ya no quería volver a encontrarse con él.

El puercoespín se quedó ahí, un rato pensando en medio del bosque ... No sabía qué había hecho mal.

Finalmente, miró su piel sin púas y muy triste se marchó de aquel lugar. Había sacrificado tanto que casi pierde la vida por un amor pasajero.

Lo mejor de todo, es que al menos sus púas eran las únicas amigas fieles que iban a regresar de nuevo con él y cuando éstas volviesen a crecer ya no las apartaría nunca más de su piel.

Comentarios

LO MÁS VISTO

LA ANCIANA

Una anciana campesina caminaba lentamente, cargando con dificultad un atado de leña para alimentar una hoguera en la que cocinaba. Su rancho era un pedazo de techo caído sobre una pared, formando un espacio triangular dentro de éste. Un joven juez que en su tiempo libre paseaba por el campo, se encontró con ella y conmovido por la edad y las condiciones en las que vivía la humilde mujer, decidió buscar la manera de ayudarla. La señora hablaba en forma alegre y determinada, le contó al juez que comía de lo que crecía en la granja, que tenía algunas gallinas y una vaca que le producían lo indispensable. No había tonos de queja ni de carencia en la conversación de la anciana, todo lo contrario, sus palabras estaban plenas de gratitud y esperanza. Después de haber conversado un buen rato, el juez le preguntó a la campesina: —"Disculpe señora, ¿hay alguna forma en la que la pueda ayudar? ¿Tal vez ropa, o medicinas? Si en algo puedo colaborarle solo dígame y con gusto haré l...

La Historia del Principito y el zorro: Qué es amar

El Principito estaba muy triste porque había conocido más rosas como su rosa en el planeta Tierra y pensaba que su rosa era una mentirosa. Decepcionado, lloraba amargamente cuando de pronto se acercó un pequeño zorro. – ¡Buenos días!- escuchó que decía alguien desde la lejanía. – Buenos días- respondió él con educación. Se dio la vuelta pero no vio a nadie. – ¡Estoy aquí, bajo el manzano!- indicó el zorro. Entonces el niño lo vio. – ¿Quién eres? ¡Eres muy lindo! – Soy un zorro. – ¡Ven a jugar conmigo! Estoy muy triste… – dijo el Principito recordando a su rosa. – No puedo, no estoy domesticado. – ¿Qué es domesticar? – Veo que no eres de aquí- dijo entonces el zorro- ¿Qué buscas? – Busco hombres… ¿qué es domesticar? – ¿Hombres? No me gustan. Cazan zorros pero también crían gallinas. Eso sí es interesante. ¿Tú buscas gallinas? – No, busco amigos. ¿Qué es domesticar? El zorro explica qué es ‘domesticar’ – Bueno, es algo muy olvidado ya. Significa ‘crear lazos’. – ¿Crear lazos?...

LA HOJA QUE NO HABÍA CAÍDO EN OTOÑO

Esta era una hoja que no había caído en el día de su otoño como todas las demás y que, por el contrario, se quedó sola en lo alto de la rama de un árbol cuando ya todas las demás, o habían caído, o habían sido llevadas por el viento, o tumbadas por la lluvia, o desprendidas por el frío. Sólo aquella hoja quedaba allá en lo alto, en las desnudas ramas, y ni se desprendía, ni se aflojaba. No se dejaba llevar por ráfagas ni soplos, ni permitía que las lloviznas la ablandaran, ni se dejaba besar por vientecillos, ni tampoco quería caerse al suelo, así nada más por su propio peso como cualquiera otra hoja caduca. Apenas una que otra vez se balanceaba sin ganas por miedo a caerse y hasta habría que decir que en ocasiones se sentía tentada a considerar aquella resistencia suya especial, aquella anormal adherencia, fijeza y duración; como un indicio de quién sabe qué supervivencia extraordinaria le estuviera reservada entre todas las hojas... Por el momento era algo único, en verda...

EL ESPEJO DE LA BRUJA

Había una vez una bruja muy vanidosa: Todos los días estaba acostumbrada a mirarse en su espejo mágico ... Quedaba encantada al escuchar que ella era la más hermosa de todas las mujeres. -"Espejito, espejito: ¿Quién es la mujer más hermosa de todo el reino?", repetìa la misma pregunta de siempre. -"Querida reina, tú eres hermosa ... Pero, ahora existe alguien mucho más bella que tú", respondió el espejo. -"¡Cómo te atreves a darme esa respuesta espejo insolente, acaso no sabes con quién estás hablando?", contestó furiosa la bruja. Y dicho esto, mandó sacar al espejo fuera de su cuarto ... Cuenta la leyenda que la malvada bruja rompió el espejo y éste al ver peligrar su vida salió huyendo de él, acabando con toda la magia que había en su interior. El alma del espejo destrozado volvió a su mundo, al país de los espejos ... Estaba bastante alterado y confuso ... Quería vengarse; pues él no era cualquier espejo, era un espejo mágico y legendario. N...

AMOR EN CAJITA DE LECHE

Dos hermanitos vestidos sólo con harapos, uno de cinco y el otro de diez años, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodeaba la ciudad ... Estaban hambrientos. "Vayan a trabajar y no molesten", se oía detrás de la puerta. "Aquí no hay nada, pordioseros", decía otro … Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los pequeños; hasta que por fin, una señora muy atenta les dijo: -"Voy a ver si tengo algo para ustedes … ¡Pobrecitos!" ... Y volvió con una cajita de leche. ¡Qué fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años: -"Tú eres el mayor, toma primero y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, ansioso de poder probarla. El hermano mayor mirando de reojo al pequeñito. Se llevó la cajita a la boca y haciendo de cuenta que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entre ni una sola gota de leche. Después, extendiéndole la lata, decía al hermano menor: -...

PARÁBOLA DE LA VIUDA Y EL JUEZ INJUSTO

Jesús se refirió con una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo:—"Hazme justicia de mi adversario". Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: —"Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de contínuo, me agote la paciencia". Y dijo el Señor: —"Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"                              Lucas 18:1-8.  . Podemos aprender mucho de la parábola que Jesús da sobre la viuda, ella no se rin...

DISCURSO de Jessica Stanley, Eclipse

❞A los 5 años nos preguntaron qué queríamos ser de mayores, y contestábamos cosas como: Astronauta, presidente… o en mi caso, princesa. A los 10 volvieron a preguntárnoslo, y dijimos: Estrella del rock, vaquero… o en mi caso, medallista de oro. Pero ahora que somos mayores, quieren una respuesta seria… a ver qué les parece esta: ¿Quién demonios lo sabe? No es momento de tomar decisiones rápidas, es momento de cometer errores, de subirse al tren equivocado y extraviarse, de enamorarse… mucho. De licenciarse en Filosofía porque es imposible hacer carrera en ella. De cambiar de idea y de volver a cambiar porque no hay nada permanente… así que cometan todos los errores que puedan, y algún día cuando nos pregunten qué queremos ser, no tendremos que adivinarlo… lo sabremos ❞         Discurso de Jessica Stanley, en la película Eclipse.

LA ROSA NEGRA

Un día en medio de la nada nació un rosal muy débil. Apenas y podía dar vida, pues soportaba los helados vientos invernales. Había nacido en un lugar en el que la primavera casi nunca tocaba la tierra. Después de un par de inviernos, orgullosa, cuidaba de su pequeño botón, un hermoso botón color ébano. Llegó la primavera y al final floreció, abriendo lentamente sus pétalos, negros como la terrible oscuridad. La rosa encontraba extraño el calor de los rayos del sol, pues había nacido en las heladas profundidades de la noche, su alma era un cielo tormentoso y sin estrellas, desconocía todo lo que estaba sucediendo; pero feliz lo aceptaba. Los que se acercaban a ella, sientían el frío que rodeaba su entorno, su semblante gélido como el olvido. En la negrura de sus pétalos se perdían muchas almas y de su oscuridad salían gemidos y sollozos debido a su infinita soledad. Todos le temían porque la creían desdichada debido a su color tan escaso de luz y no querían compartir su mala...

LA CARTA DEL PERDÓN

Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufrió un paro cardíaco. Casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores, no eran suficiente para entrar al cielo y le propuso permitirle estar en la Tierra unos días más hasta lograr cumplir las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y se regresó otra vez a su hogar junto a su esposo ... El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados. Ella pensó: —"Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar. Le daré una sorpresa'. Cuando el hombre salió de la casa, ella empezó a lavar y planchar toda la ropa de él. Preparó una rica comida, puso flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que decía: «Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama dónde el ...

EL ROMPECABEZAS

Una noche un padre estaba leyendo el periódico después de un largo día en la oficina. Al verlo, su pequeño hijo no paraba de molestarlo insistentemente, lo único que quería era jugar con él. Finalmente el papá ya cansado, tomó del periódico una foto del globo terráqueo, la rompió en mil pedazos y se la dio a su hijo como si fuera un rompecabezas. El padre le dijo que si armaba la imagen perfectamente, volviera luego para jugar con él. Ante la dificultad de la tarea, el padre imaginó que su hijo iba a tardar mucho tiempo en ello; pero grande fue su sorpresa cuando al cabo de pocos minutos su hijo volvió con la imagen perfectamente armada. Sorprendido, le preguntó a su hijo cómo había hecho para armar tan rápido esa imagen puesto que era muy difícil de hacerlo El niño le respondió: -"Por detrás de la hoja que me diste había la imagen de la cara de un hombre. Lo único que hice fue armar la cara y al darle la vuelta, estuvo perfectamente armada la foto del globo terráqueo...